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Las lesiones, gran quebradero de cabeza para todo entrenador, directivo, jugador o aficionado. A todos los equipos les afecta, nadie se libra de esta lacra. Difícil esclarecer la razón o mejor dicho las razones que provocan dicho infortunio. Incluso a veces se escuchan las típicas frases como “qué mala suerte” o “este equipo está gafado”, pero ¿es realmente mala suerte? ¿hay factores que podemos controlar?
El Fútbol Club Barcelona, en su informe de 2018 sobre sus estudios internos y proyectos de innovación que realizan cada año, explica la complejidad y naturaleza multifactorial de las lesiones musculares. De modo que, desde esta visión, las lesiones no se producen por una causa sino por un compendio de causas internas y externas.
Según este modelo, el jugador tendría una predisposición a la lesión debido a los factores de riesgo internos. Este jugador, se someterá a carga bien de entrenamiento o de partido, factores de riesgo externo, donde se producen las lesiones. Aunque dicho jugador acumule muchos factores, puede que no se lesione, de modo que se trataría de aumentar o descender el riesgo de lesión. Es importante saber que tener un factor de riesgo no quiere decir que el jugador se vaya a lesionar.
Entonces ¿se pueden modificar estos factores? ¿cuáles son? Bien, estos factores son modificables, y es aquí donde toda la información cobra sentido si se utiliza bien ya que modificables quiere decir que puede haber un cambio a mejor o a peor. En nuestras manos está que sea a mejor.
Figura 1: Modelo de carga-etiología de la lesión (rediseñado por FC Barcelona).
La figura 1 resume de forma visual el concepto de la lesión como aspecto complejo y multifactorial. En el centro se sitúa la persona, un deportista con una predeterminación hacia un tipo de lesiones. ¿En base a qué? Principalmente a 3 ideas.
1- Lesión previa: nada predispone más a lesión como haber sufrido una lesión, sobre todo para sufrir la misma, pero también sobre la otra pierna o incluso otras lesiones. Queda claro que lo mejor es no lesionarse… ¿preparación física o prevención de lesiones, fuerza, movilidad, patrones de movimiento desde la infancia? La respuesta parece obvia.
2- Factores modificables: aquí es donde podemos mejorar al futbolista y ayudarle. Aquí entraría la capacidad aeróbica, fuerza, control neuromuscular, patrones… Nuestra arma es el entrenamiento.
3- Factores no modificables: solo podemos aceptarlos y adaptarnos a su realidad. Aquí entran: la edad, el género, la anatomía… Hay incremento de probabilidad de lesión a partir de los 30 años en gemelos, por ejemplo, más probabilidad de ruptura de cruzado en mujeres…
En el otro lado se sitúa la carga aplicada al jugador mediante el entrenamiento y los partidos, que modificará el estado físico y producirá fatiga. El incremento de forma física tiene efecto protector hacia las lesiones, algo positivo, sin embargo, dicha carga producirá fatiga, algo negativo. El entrenador debe tener presente este hecho para programar el entrenamiento. Si no se produce lesión, se seguirá entrenando y si se produce lesión habrá que rehabilitar y readaptar al futbolista.
Este esquema nos ayuda a entender qué está en nuestras manos y podemos aproximarnos a controlar o podemos trabajar y qué no. Pero ¿qué es lo más importante? ¿en qué nos podemos centrar?
Figura 2: Relación de aspectos que influyen en la prevención de lesión muscular (rediseñado por FC Barcelona).
El Fútbol Club Barcelona determina 3 aspectos como los más importantes: Lesión previa, fatiga y cualidades de fuerza (Figura 2). A continuación, marcan un segundo nivel: carga de trabajo interna y externa, eficiencia de movimiento y aspectos psicológicos. Si se ha sufrido una lesión recientemente, se tienen niveles altos de fatiga y bajos niveles de fuerza, saltarían las alarmas.
Todos estos aspectos están interrelacionados entre sí y se afectan unos a otros. De este modo, la fatiga es un proceso producto de la relación entre la carga externa (kilómetros recorridos, intensidad, aceleraciones…) y la carga interna (cómo el futbolista siente esa carga, puede ser que un estímulo lo sienta diferente uno y otro). Un calendario demasiado cargado de partidos y poco tiempo de recuperación puede afectar a la carga externa y, por ejemplo, el estrés o el no dormir puede afectar a la carga interna. A su vez, la carga interna va a diferir dependiendo si la forma física es buena o mala, los niveles de fuerza, el estrés… Una lesión previa podría afectar a la musculatura, cicatriz o arquitectura de las fibras… que tendría consecuencias en la eficiencia del movimiento, la fuerza, desequilibrios, movilidad… En definitiva, todos los aspectos se relacionan y tienen impacto unos sobre otros.
Como conclusión, el tema de las lesiones es un aspecto que debe ser analizado desde una visión sistémica, donde un factor afecta a todos los demás y todos los demás le afecta a ese mismo factor. En nuestras manos está intentar controlar las variables más importantes y modificables, para influenciar de forma positiva al jugador, y cuidar y adaptarse a los factores no modificables. Al fin y al cabo, el objetivo prioritario de la preparación física debería ser que el jugador esté disponible para entrenar y jugar el máximo de días posibles, para poder rendir al máximo.
Alberto Pérez de Ciriza García
Bibliografía:
Pruna, R., Andersen, T. E., Clarsen, B., McCall, A., Griffin, S. y Windt, J. (2018). Muscle Injury guide: prevention and return to play from muscle injuries. Barcelona: Barça Innovation Hub.